miércoles, 16 de octubre de 2013

MARCO TEORICO

EL SOCIOCONSTRUCTIVISMO (tomado de: AYUDAS HIPERMEDIALES DINÁMICAS (AHD) EN LOS PROYECTOS DE AULA CON LAS TIC, OTRA FORMA DE ENSEÑAR Y APRENDER CONJUNTAMENTE.  (2013, CPE-UTP))
Las TIC son entendidas como instrumentos psicológicos para pensar, aprender, conocer, representar y transmitir a otras personas y otras gene­raciones los conocimientos adquiridos (Coll y Martí, 2001), de allí que son excelentes herramientas para intra e interpensar. Para el intrapensamiento por cuanto contribuyen a generar procesos cognitivos en cada persona de una manera que se potencian la memoria, el razonamiento, y muchas más habilidades de pensamiento. Al decirse que contribuye al interpensar, se habla desde la postura de que las TIC facilitan el negociar significados con los demás a partir de múltiples formas de relación. Estas relaciones serán enmarcadas entre los tres elementos del triángulo didáctico: maestro, estudiante y saber. El estudiante que aprende, desarrollando su actividad mental de carácter constructivo; el saber como objeto de enseñanza y aprendizaje, que se ofrece a través de mediaciones y representaciones con apoyo de TIC, y el maestro que apoya al estudiante en dicho proceso de construcción. En este escenario, el maestro orienta, guía y da sostenibilidad a la actividad constructiva del estudiante proporcionándole las ayudas educativas necesarias; mediando entre los saberes o contenidos de aprendizaje y la actividad del alumno. Principios de este tipo, son estudiados por corrientes pedagógicas como el Socioconstructivismo,  conocido también como constructivismo de orientación sociocultural, que sitúa los factores sociales en la construcción del conocimiento como actividad mental constructiva del estudiante, inseparable de la actividad conjunta que llevan a cabo docentes y estudiantes en el ambiente de enseñanza y aprendizaje en el que interactúan.

La actividad conjunta, hace referencia a la relación que se establece entre el maestro y los estudiantes y entre ellos mismos. De esta forma se comparte no solo conocimientos sino experiencias y situaciones particulares de aprendizaje. En esta relación, no solo aprende el estudiante, sino también el maestro que es sujeto de transformación y validación de sus constructos teóricos.

Hablar de procesos intrapsicológicas mediados con TIC,  significa que el maestro antes de iniciar su proceso de acompañamiento, deberá partir del estado de una serie de saberes requeridos para las nuevas comprensiones.  Los saberes previos son aquellas construcciones cognitivas que están definidas en la persona por su historia y sus maneras de aprender. Con ellos los docentes crean andamiajes, estrategias, didácticas y representaciones del conocimiento para posibilitar nuevas construcciones intelectuales del saber específico, bien sea de manera independiente o colaborativamente en forma presencial o utilizando medios sincrónicos y asincrónicos a través de redes telemáticas.
Colocar el énfasis en las relaciones, implica reconocer que en el aula deberán surgir nuevos roles, tanto para el maestro como para el estudiante, estos roles estarán determinados por las TIC disponibles al momento de realizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Significa con ésto que el poder omnipotente que históricamente se le ha atribuido al maestro, entra a hacer parte del pasado, pues los nuevos escenarios educativos han de estar centrados en acciones que motiven la participación activa del estudiante y por defecto,  se requieran prácticas educativas en las que el maestro sea un facilitador y no un dictador de clase. Se está proponiendo entonces que la función del maestro es la organización de la actividad conjunta, es decir, es aquel que identifica desde lo tecnológico y pedagógico qué puede usar, cuándo, cómo y por qué. Este tipo de interactividad es reconocida en términos del grupo español de investigación GRINTIE (http://www.psyed.edu.es/grintie/) como interactividad potencial.
La interactividad vista así, contempla las dimensiones de: temporalidad, naturaleza del contenido, lógicas epistémicas del saber; y  la articulación del maestro en la situación real de aprendizaje, como hecho social. Estas dimensiones contribuyen a desarrollar una influencia educativa eficaz que promueve el aprendizaje  y que agota todas las instancias que hacen adaptable las estrategias a las formas de aprender, por medio de los mecanismos como el traspaso paulatino de la responsabilidad y el control sobre el aprendizaje, y la construcción progresiva de sistemas de significados compartidos.
Hablar de la función del maestro como organizador de la actividad conjunta, es delegarle la responsabilidad de plasmar por escrito y con antelación al acto educativo, los recursos tecnológicos y estrategias pedagógicas que piensa utilizar, se habla entonces del diseño tecnopedagógico –DTP (Coll, Mauri, Onrubia). Entiéndase como un referente de la organización de la actividad conjunta con TIC, el cual debe responder a la planeación de una secuencia didáctica que desarrolle una secuencia de acciones coherentes y lógicas según el nivel de complejidad que se desee alcanzar. El DTP contiene todas las ayudas que requiera el estudiante para enfrentarse a una situación nueva y retadora, es decir, que en este instrumento el maestro redacta las acciones que constituyen el andamiaje requerido para que se realicen las tareas de aprendizaje, dejando claro que estas ayudas se van ajustando según las necesidades del estudiante, pero de igual manera se van reduciendo hasta que sean retiradas totalmente, se busca con ésto que el estudiante tome control de su propio aprendizaje.
En el DTP se contemplan dos tipos de interactividad: tecnológica y pedagógica. La tecnológica hace referencia a las diferentes herramientas y recursos tecnológicos que se utilizarán para facilitar la actividad conjunta. De igual manera la interactividad pedagógica se entiende como las posibles estrategias utilizará el maestro y son plasmadas en un diseño instruccional que guía el proceso de enseñanza y aprendizaje durante la actividad conjunta.
Es importante aclarar que tanto la interactividad tecnológica como pedagógica, tiene dos dimensiones: potencial y real (Mauri, Onrubia, Coll, Colomina).
La interactividad tecnológica potencial: Esta dimensión remite a las formas de organización de la actividad conjunta, las maneras de estructurar la interactividad por parte de los estudiantes, que las características y herramientas tecnológicas de las TIC en que se apoya el entorno de enseñanza y aprendizaje permiten, promueven, restringen o impiden desarrollar.
La interactividad pedagógica potencial: Esta dimensión remite a las formas de organización de la actividad conjunta, las maneras de estructurar la interactividad por parte de los participantes, que las del diseño instruccional previsto para el proceso de enseñanza y aprendizaje permite, promueve, restringe o impide desarrollar.
La  interactividad tecnológica real: Esta dimensión remite a los estudiantes a los usos efectivos  de las herramientas tecnológicas disponibles que se llevan a cabo en el marco de las formas de organización de la actividad conjunta, la estructura de la interactividad, desarrollada realmente por maestro y estudiantes a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje. 
La interactividad pedagógica real: Esta dimensión remite a las formas de organización de la actividad conjunta, la estructura de la interactividad, desarrollada realmente por el maestro y los estudiantes a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje como concreción del diseño instruccional previsto. 
Debido a que existe una brecha entre lo potencial y lo real en la actividad conjunta y que una situación es la que planea el maestro y otra cuando está en contacto con el estudiante en el proceso de enseñanza y de aprendizaje en condiciones reales; sus estrategias y  material de apoyo deben ser ajustadas a las condiciones de aprendizaje de los estudiantes y las del ambiente. Esta relación de acomodación da equilibrio a las relaciones dinámicas entre los procesos interpsicológicos e intrapsicológicos en medio de la actividad conjunta. Este principio socioconstructivista se le ha denominado, ayuda ajustada


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